jueves, 23 de noviembre de 2017

Sacar belleza de este caos es virtud. Acerca del Primer Festival de Narrativa de Bahia Blanca

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Por Matias Marinozzi
En una coyuntura adversa, nadando a contracorriente del neoliberalismo avasallante que pretende llevarse todo por delante, NEXO artes y culturas, La Masmédula libros y Hemisferio Derecho Ediciones inauguraron el pasado fin de semana un nuevo espacio de construcción y difusión cultural: el Primer Festival de Narrativa de Bahía Blanca. Narradores y narradoras de la ciudad se reunieron con el público en una serie de actividades abiertas y gratuitas que incluyeron presentaciones de libros, lecturas, espectáculos musicales, feria de editoriales y una invaluable actuación del gran Mario Ortiz.
El patio de la Galería Jardín y el centro cultural Pez Dorado fueron escenario del despliegue de la heterogénea producción narrativa de la ciudad. Los géneros clásicos, en su variante de novela o narrativa breve, compartieron escena con proyectos experimentales como los de Nicolás Guglielmetti (Los desquiciados. Ed. Hemisferio Derecho), Claudio Dobal (Covers. Ed. Hemisferio Derecho) y Helen Turpaud que trabajan sobre el entrecruzamiento de géneros y exploran nuevas posibilidades en las formas y contenidos de la narrativa.
La creación de un espacio para la difusión de estos trabajos viene a enriquecer la proyección literaria de la ciudad, que ya cuenta con una reconocida tradición poética. En efecto, narrativa y poesía se cruzaron a lo largo de los dos días del festival y las fronteras entre ambos campos fueron problematizadas por Mario Ortiz en una charla que culminó con una alucinante puesta en voz del poema sobre el Club Hotel de Villa Ventana (Cuadernos de Lengua y Literatura volumen IV, Ed. Gog y Magog). La intensidad y el desahogo con que Mario leyó el texto representó, tal como él mismo sostuvo en las redes sociales, “la expresión de una necesidad de afirmar una palabra, un momento de comunión con amigos, de mandar al recontracarajo todo lo horrible de un momento en que la derecha y el (micro) fascismo muestran su rostro descarnado”.
Desde los medios de comunicación hegemónicos el lenguaje se devalúa y manipula cotidianamente para elaborar un relato que incentiva el odio, señala enemigos, estigmatiza lo popular y colectivo e invita a cada cual a replegarse en la vida privada y ocuparse solo de los problemas personales. En esa dirección avanza el desguace cultural que pesa sobre Bahía Blanca, en arrebatar espacios de reunión, expresión y construcción de sentido de los sectores populares. Por eso, los espacios culturales organizados desde abajo y en base a un trabajo colectivo son una verdadera incomodidad para un proyecto político que emplea la palabra paz como eufemismo de desmovilización social y orden. En un contexto así, frente a la devaluación del lenguaje, y de la cultura en general, proyectos como el nuevo Festival de Narrativa no solo ofrecen espacios de revalorización de la palabra a partir de la difusión de los diversos proyectos de escritura, sino que, a su vez, se constituyen en espacios de construcción de relatos alternativos fundados en el respeto, el afecto y la integración social. En el Festival de Narrativa la literatura fue el fogón en torno al cual las personas se reunieron para escucharse, compartir trabajos, ideas, opiniones y reconfortarse mutuamente en un momento en que la pluralidad de voces en el debate público empieza a ser la excepción.
Los pedidos de justicia por el caso de Santiago Maldonado, el descontento por la persecución mediática a docentes y la preocupación por el desguace cultural que los organizadores, los narradores, las narradoras y el público pusieron de manifiesto durante las jornadas del festival dejan en claro que del camino antisocial que pretende naturalizarse solo podremos salir construyendo un horizonte colectivo.

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